Vladimiro Montesinos se encontraba a puertas de salir de prisión, estaba previsto que saliera el 26 de junio del 2026, luego de 25 años de condena por los crimenes cometidos durante el regimen fujimorista, sin embargo estos planes fueron frustrados por la justicia.
La Corte Suprema ratificó la ampliación de su condena por el asesinato de Santiago Gómez Palomino, un joven de 27 años, miembro de la Iglesia Evangélica Israelita del Nuevo Pacto Universal.
Gómez fue secuestrado, torturado y ejecutado por el ‘Grupo Colina’ bajo la falsa acusación de terrorismo, pese a haber negado reiteradamente cualquier vínculo con Sendero Luminoso.
El ‘Grupo Colina’’ estaba conformado por miembros del Sistema de Inteligencia del Ejército (SIE) , bajo el patrocinio y las órdenes del expresidente Alberto Fujimori y Montesinos entre 1991 y 1992, aplicando una estrategia basada en el asesinato selectivo de presuntos miembros de Sendero.
Sin embargo, hubieron múltiples atentados como la Masacre de La Cantuta, de Barrios Altos, de Pativilca, entre otras, donde acabaron con la vida de decenas de inocentes.
Entre ellas, Gómez Palomino se convirtió en la víctima número 55 del destacamento. Su muerte, como la de tantos otros casos, buscó ser enterrada en la impunidad. Sin embargo, su historia —y la voz de quienes lo conocieron— sobrevivió el silencio obligado y terminó regresando para exigir justicia.
Razón suficiente para que Montesinos permanezca en prisión hasta el 21 de agosto del 2031, cuando tenga 86 años.
La historia de Santiago recuerda que detrás de cada número hubo un rostro; detrás de cada “sospechoso”, hubo una vida, una familia, hubo fe. Y que pese a todo, la justicia, aunque llegue tarde, todavía puede pronunciar los nombres que el Estado intentó silenciar.






