El alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, vio frustrada su intención de conseguir una audiencia con el Papa León XIV. Según informó la Municipalidad Metropolitana de Lima, se tenía previsto un saludo institucional durante la Audiencia General en la Plaza de San Pedro. Sin embargo, el encuentro no se concretó.
José Enrique Escardó, periodista y primer denunciante del grupo apostólico Sodalicio de Vida Cristiana (SVC), no tuvo reparos en señalar al alcalde.
“López Aliaga quería tomarse la fotito para iniciar su campaña presidencial. Entonces, obviamente, (el papa) no ha querido que utilicen su imagen con esos fines políticos y ha rechazado la invitación”.
Días antes de la visita, diversas entidades, incluyendo la SVC, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y la Asociación Nacional de Periodistas, enviaron cartas al pontífice alertando sobre los recientes ataques y amenazas contra Gustavo Gorriti, director de IDL-Reporteros.
Frente al rechazo, López Aliaga alegó que se trataba de una “maniobra política” en su contra. Pero la evidencia fue contundente: tras varios intentos fallidos por obtener algún acercamiento especial con el pontífice, el alcalde decidió adelantar su viaje a Estados Unidos.
Allí atenderá asuntos legales relacionados con la disputa entre la Municipalidad y la empresa Odebrecht por los peajes, un movimiento que fue interpretado como un gesto político y percibido por varios sectores como un desaire público al Vaticano, evidenciando el fracaso de su estrategia en Roma.
Este episodio expone claramente la instrumentalización de la fe por parte del actual alcalde y próximo candidato presidencial. La pregunta es obvia: ¿buscaba consolidar su imagen como el candidato de los cristianos o limpiar su reputación? La respuesta solo la tiene el burgomaestre.









