Esta semana, el presidente José Jerí anunció que iniciará una gira de tres meses por todo el país con el propósito de “escuchar y comprender las preocupaciones y expectativas” de la población. Según sus declaraciones, el objetivo es recoger directamente las demandas ciudadanas para formular políticas públicas que respondan a la realidad de cada región.
A primera vista, esta propuesta puede brindar un sentimiento positivo, la imagen de un presidente que desea escuchar a sus compatriotas. Sin embargo, el anunció adquiere un tono irónico si se recuerda que Jerí fue congresista de la república durante casi cuatro años, un cargo que, en teoría, exige conocer las necesidades y problemas públicos de sus representados. Es decir, el mismo funcionario que integró el parlamento y participó de debates nacionales, ahora anuncia que recorrerá el Perú para “comprender la realidad del país” ¿Dónde estuvo entonces durante su gestión legislativa? ¿Qué informes, audiencias o comisiones lo mantuvieron tan alejado de la voz ciudadana que hoy necesita reencontrar? En este contexto, es imposible no preguntarnos: ¿Es necesario asumir la presidencia para recién conocer la realidad del Perú?
El discurso de “escuchar al pueblo” es una estrategia populista recurrente en la política peruana. Casi todos los candidatos y gobiernos prometen acercarse a la ciudadanía y romper la distancia entre Lima y las regiones, en un intento por proyectar empatía y preocupación “genuina”. Sin embargo, esta actitud —especialmente visible en tiempos preelectorales— desfigura el verdadero sentido del diálogo social, que debería ser una práctica permanente del Estado, no un recurso meramente simbólico y mediático para recuperar legitimidad.
El pueblo peruano ya está cansado de ver la misma cinta repetirse: promesas de cercanía que terminan en discursos ostentosos que terminan cumpliendo una función de propaganda política. Esta vez la ciudadanía es capaz de desentrañar las estrategias de la voluntad política. ¿Cómo es posible que cada autoridad que llega al poder actúe como si el Perú fuera un territorio desconocido?
Es más, esta gira toma un giro mucho más cómico al considerar que durará aproximadamente tres meses. Es decir, comenzando este mes, Jerí estaría culminando sus estudios prácticos de la realidad nacional a finales de enero, apenas tres meses antes de las elecciones de 2026 y seis meses antes del fin de su mandato presidencial. En tan poco tiempo, ¿se podrán diseñar políticas capaces de transformar las estructuras que durante décadas han mantenido al país fragmentado?
La gira, más que un ejercicio de escucha ciudadana, parece una puesta en escena tardía para recuperar legitimidad y proyectar la imagen de cercanía con el pueblo que tanto ha estado buscando.









