En una reciente transmisión de Bethel TV Noticias, el presentador Juan Diego Berna incurrió en una absoluta irresponsabilidad periodística al comparar al alcalde electo de Nueva York, Zohran Mamdani, con Adolf Hitler. La comparación —además de falsa— se basa únicamente en que Mamdani es musulmán y crítico de las políticas del gobierno de Benjamín Netanyahu. Convertir a un funcionario electo en la figura del genocida nazi revela no solo un desconocimiento histórico profundo, sino una peligrosa tendencia a usar el Holocausto como arma política para sembrar miedo, odio y confusión.
“Hoy ya no está el alemán, bigotón, Adolf Hitler a través de la nación alemana, pero ha llegado por ejemplo Zohran Mamdani en la alcaldía de Nueva York, abiertamente musulmán y abiertamente antisemita»
Juan Diego Berna
Esta declaración realizada por Berna es falsa de forma verificable. Atribuir antisemitismo únicamente por religión muestra una postura abiertamente islamófoba, que reduce a millones de creyentes a una caricatura violenta. El islam, como el judaísmo y el cristianismo, es plural. Tiene corrientes liberales, progresistas, seculares, conservadoras y fundamentalistas. Dentro del islam, existen corrientes seculares que rechazan las interpretaciones tradicionales del Corán y defienden la separación del Estado con la practica religiosa. Ninguna religión es sinónimo de terrorismo. El fundamentalismo religioso no es un fenómeno exclusivo del islam, es trasversal y existe en todas las tradiciones religiosas.
Entonces, ¿es Zohran Mamdani antisemita? Los hechos y sus declaraciones apuntan a todo lo contrario. Contrariamente a lo afirmado por Bethel TV, Mamdani no solo ha rechazado expresiones antisemitas en Nueva York, sino que ha defendido explícitamente la seguridad y dignidad de la comunidad judía:
“Protegeremos los derechos de los neoyorquinos a la Primera Enmienda, dejando claro que nada puede justificar un lenguaje que exija la ‘muerte’ de nadie. Es inaceptable, punto. Como alcalde, siempre protegeré a nuestros vecinos judíos y emplearé toda mi fuerza en el cargo para mantener las sinagogas y todos los lugares de culto seguros y libres de intimidación y amenazas”
Zohran Mamdani
“Será mi responsabilidad no solo proteger a los neoyorquinos judíos, sino también celebrarlos y apreciarlos en la ciudad”
Zohran Mamdani
¿Dónde está el antisemitismo? No existe.
Lo que sí ha manifestado Mamdani es una crítica sostenida a las acciones del Estado de Israel en el contexto del conflicto palestino, así como al apoyo militar de Estados Unidos a ese país. Su condena a las operaciones militares en Gaza y su afirmación de que cumpliría con las obligaciones internacionales en caso de que Benjamín Netanyahu ingresara a Nueva York —dado que la Corte Penal Internacional ha solicitado una orden de arresto contra él por presuntos crímenes de guerra— se inscriben en el marco de la política internacional y la defensa de los derechos humanos, no en el terreno del antisemitismo.
La problemática central del discurso difundido por Bethel TV radica en una confusión deliberada entre el antisemitismo y no apoyar el sionismo. El primero es una forma de odio hacia los judíos como grupo étnico, religioso o cultural, mientras que el sionismo constituye una posición política que es incluso compartida por algunos sectores judíos. Por lo tanto, su rechazo no es religioso ni étnico, sino político. Confundir ambos conceptos no solo es un error conceptual, sino una maniobra retórica que busca deslegitimar cualquier crítica a un gobierno específico, bloqueando el debate público mediante la acusación infundada de odio racial o religioso.
La comparación de Mamdani con Hitler reviste especial gravedad por los efectos que genera en el debate público. Equiparar a un funcionario electo que ejerce su derecho a expresar posiciones políticas sobre un conflicto internacional con el principal responsable del Holocausto judío diluye su singularidad histórica y utiliza la memoria de las víctimas como instrumento en disputas ideológicas y políticas. Asimismo, normaliza el uso de comparaciones extremas para desacreditar adversarios políticos, contribuyendo a un clima de polarización y, sobre todo, desinformación.
La difusión de esta narrativa, que tuvo su origen en sectores mediáticos israelíes inmediatamente después de la elección de Mamdani, revela un patrón repetido por Bethel TV: deslegitimar a cualquier figura pública crítica del gobierno israelí asociándola al extremismo islámico o al antisemitismo, independientemente de sus declaraciones reales. Bethel TV reprodujo este marco discursivo sin verificación, sin contraste y sin responsabilidad, convirtiéndolo en una pieza de propaganda pro israelí antes que en un ejercicio periodístico.
En un contexto internacional donde el antisemitismo real continúa siendo una amenaza —principalmente desde movimientos neonazis y nacionalistas radicales, responsables de la mayoría de ataques violentos contra comunidades judías en Occidente— banalizar el concepto para fines políticos internos resulta especialmente nocivo.
Entonces, ¿por qué Bethel insiste en presentar a Mamdani como antisemita? ¿Qué intentan lograr?
