Resurge TV, un programa caracterizado por su defensa de agendas conservadores y su abierta oposición a las causas progresistas, invitó recientemente al pastor evangélico Anthony Lastra, una figura polémica por su estrecha cercanía con los ex mandatarios Pedro Castillo y Dina Boluarte y su estilo de predicación fuertemente intervencionista. La participación del pastor culminó en un discurso que desdibuja las fronteras entre fe, política y manipulación espiritual.
La Peligrosa Mezcla de Fe y Poder Político
Pero, ¿por qué es controversial la figura del pastor Lastra? Pues, durante la campaña electoral del 2021, reveló públicamente que actuó como consejero espiritual de Pedro castillo, asegurando que “Dios le mostró una visión” de que alcanzaría a sentarse en la silla presidencial. A los 26 años, se ha convertido en vocero de asociaciones evangélicas como la Confraternidad Peruana de Pastores Evangélicos y del Movimiento Nacional de Asistencia y Asesoría Espiritual Eliseo, desde donde ha construido influencia pese a no ocupar ningún cargo formal. También ha promovido la creación de una capellanía evangélica en Palacio de Gobierno, bajo el argumento de igualdad religiosa frente a la capellanía católica existente. Aunque negó ser consejero espiritual de Dina Boluarte, ha preservado su cercanía con el poder ejecutivo.
Sin embargo, su aparición en Resurge TV nos encendió nuevas alarmas al exponer abiertamente cómo utiliza esta influencia para promover su candidatura y atacar a adversarios políticos.
El Ataque a Norma Yarrow
Durante el programa, tanto el entrevistador como Lastra lanzaron ataques directos y personales contra Norma Yarrow, candidata a la vicepresidencia por Renovación Popular. Las declaraciones clave son:
“En función de cómo pensamos los cristianos, católicos, evangélicos. Esa señora te va a hacer daño”
Fabricio Escajadillo
“La señora le ha mentido al país, a la comunidad cristiana. Un engaño total, no ha querido responder las preguntas concisas, ha evadido por todos diferentes ángulos. Ha venido en una manera agresiva, desafiante, a faltarle el respeto a un hermano en Cristo”
Anthony Lastra
Sin embargo, el ataque central de Lastra contra Yarrow fue directo y profundamente problemático: la calificó de “anticristiana” y la comparó con Jezabel, figura bíblica utilizada históricamente para demonizar a las mujeres, asociada al engaño, la manipulación sexual y la corrupción espiritual.
Miren hermanos, aquí ha quedado completamente comprobado que, si ustedes les dan el voto a estas elecciones al señor López Aliaga, tendría como una primera dama a esta señora que es anticristiana (…) Debemos reflexionar, y las personas que están aliados con esta señora, lamentablemente si la siguen protegiendo de su maldad, le van a rendir cuentas a Dios. ¿Qué encontramos? Un personaje histórico, Jezabel, esta señora representa a Jezabel. Y Rafael López Aliaga, lamentablemente, ya se vendió a todos los que da la espalda a Dios y él es el rey acá.
El problema no es cuestionar las ideas o posturas de Norma Yarrow, sino convertir su figura en un símbolo de maldad espiritual, adjudicándole un rol maligno, corrupto y destructivo. Aquí aparece un componente misógino difícil de ignorar.

Lastra utiliza un tropo milenario al presentar a la mujer como la fuente de la desviación moral y el peligro. Consideremos el siguiente extracto:
“[Renovación Popular] Un partido que lamentablemente está trayendo elementos. Por más que ella quiera dar una explicación, quiere marear a la audiencia. Los hermanos no somos tontos, no somos ingenuos. Lo que sí me parece preocupante, como, por ejemplo, que vemos que la señora pareciera que ella fuera jefa de Bethel. Ella ha mencionado algunas cosas como si ella tuviera información”
Anthony Lastra
En el relato de Lastra, Yarrow, la mujer, es la verdadera y única culpable. A ella se le adjudican la desviación moral y la tentación. Mientras tanto, López Aliaga no es presentado como un actor político responsable de sus decisiones, sino como alguien “engañado” o “vendido” por influencia ajena. Bajo esta narrativa, la maldad recae en ella, brindando una suerte de exoneración o beneficio de la duda al líder de Renovación Popular.
Es un guion antiguo, profundamente patriarcal, donde la mujer es vista como amenaza espiritual y responsable de la caída del hombre. Entonces sí, comparar a Yarrow con Jezabel no fue inocente.
Al mismo tiempo que demoniza a Yarrow, Lastra se autoproclama como una figura de autoridad moral y espiritual, situándose en un rol casi profético:
¿Qué queremos ser? ¿Cómo el profeta Elías en esos tiempos que combatió las falsas enseñanzas que estaban cometiendo en esos momentos esos falsos gobernantes o vamos a ser esos falsos profetas que se arrodillaron a esos reyes?
Anthony Lastra
Lastra se posiciona como el equivalente moderno del profeta Elías, llamado a combatir las falsas enseñanzas y a los «falsos gobernantes» que se oponen a su visión de la fe. Cabe señalar que nuestra preocupación no yace en la fe del pastor – quien tiene pleno derecho de practicarla y difundirla – ni buscamos defender o brindar respaldo a Norma Yarrow, sino la forma en que Lastra convierte la religión en un instrumento de presión política, dividiendo el espacio público entre los “cristianos verdaderos” y los “enemigos de Dios”. Este tipo de discurso asigna categorías morales y espirituales a adversarios electorales, y amenaza con consecuencias divinas para quienes no voten “correctamente”. Es una forma de coerción simbólica que distorsiona el debate democrático y explota la vulnerabilidad religiosa de miles de fieles.
Lastra se inserta así en una tendencia creciente en América Latina, donde líderes religiosos construyen poder político apelando a componentes místicos, amenazas espirituales y la idea de un mandato divino. Su retórica en Resurge TV no solo ataca a Renovación Popular mientras promueve su candidatura al Congreso, sino que también instala la peligrosa noción de que la política debe obedecer a una autoridad religiosa, y aquellos quienes se opongan, son aliados del mal.
Lastra llega incluso a cuestionar la autenticidad religiosa de Yarrow por identificarse como católica: “Cuando Fabricio le pregunta si ella es cristiana, le pesa responder si es cristiana o no. Evade y dice que es católica”. Este argumento, además de falaz, le permite construir la narrativa de que Yarrow no pertenece al “pueblo de Dios”, reforzando su estrategia de deslegitimación espiritual.
Más allá de cuestionar que Resurge TV presente a un personaje controversial de la política peruana como “amigo mío” y lo presente como la verdadera imagen de la política cristiana “alguien que formadamente cristiano se meta a la pelea”; el discurso de Lastra vuelve a dejar en evidencia como ciertos sectores religiosos están caminando sobre una línea cada vez más delgada entre el acompañamiento espiritual y la intervención electoral.






