Johnnie Moore, pastor evangélico y especialista en relaciones públicas, pasó de predicar en la Casa Blanca como consejero religioso de Donald Trump, a encabezar la Gaza Humanitarian Foundation (GHF).
Durante el mes de junio la organización anunció la presidencia ejecutiva de Moore. La entidad privada respaldada por Estados Unidos e Israel se encarga de repartir alimentos en Gaza en el contexto de la guerra. La designación del cargo llegó tras la renuncia de su primer director, Jake Wood, quien acusó al proyecto de carecer de independencia humanitaria.
La existencia misma de GHF es polémica: fue creada en febrero de 2025 como alternativa al sistema de ayuda tradicional de la ONU, criticado por su burocracia. Sin embargo, sus operaciones han reducido los más de 400 puntos de distribución que gestionaba la ONU a solo cuatro centros bajo control israelí y contratistas privados estadounidenses.

Esto ha generado escenas de caos: más de 1.000 palestinos han muerto intentando acceder a la ayuda, en incidentes donde se responsabiliza tanto al ejército israelí como a empresas de seguridad de EE. UU.
El hecho que Israel financie y gestione la principal red de “ayuda humanitaria” en territorio palestino ha desatado fuertes críticas. Organizaciones de derechos humanos denuncian que GHF politiza y militariza la ayuda, utilizándola como herramienta de control en lugar de alivio al minimizar los esfuerzos por apoyar el frente de Gaza.
Moore, sin embargo, defiende su trabajo como una misión moral: “Alimentar es lo más cristiano que se puede hacer”, ha declarado, acusando a Hamas de impulsar una campaña de desinformación y a la ONU de estar “comprometida”.
Así, el GHF se convierte en un instrumento de propaganda en uno de los conflictos más polarizados del planeta.