La Convención Nacional de Jóvenes 2025 “Generaciones con Promesa”, evento organizado por el Movimiento Misionero Mundial (MMM) en Perú entre el 25 y 28 de septiembre del presente año, nos ha encendido las alarmas sobre la creciente instrumentalización de la religión con fines políticos. Durante la jornada, donde se mezclaron discursos religiosos con mensajes de corte político, Alejandro Muñante fue invitado como figura central y recibió ovaciones de los asistentes.
La Batalla contra las Tinieblas
Entre los mensajes difundidos en el escenario, el presidente del MMM y figura de autoridad de Bethel, Luis Meza Bocanegra, felicitó públicamente al congresista Muñante por librar una “batalla contra las tinieblas”. En referencia a la lucha contra el aborto y la ideología de género. Destacando una confrontación espiritual entre el “bien” y el “mal” y simplificando problemas sociales de gran complejidad.
De esta manera, busca movilizar emocionalmente a los creyentes, presentando indirectamente a los críticos de sus actos como enemigos de la fe. Estas acciones evidencian el empleo de la autoridad divina para respaldar la agenda política de Muñante y su partido, Renovación Popular.
La Distorsión del Término «Oficial de Género»
Además, Bocanegra mencionó de forma crítica la figura de un supuesto “oficial de género” y acusó a estos funcionarios de “inquisidores” y de “perseguir a todas las autoridades que promuevan la perversa y sucia ideología de género”. Sin embargo, este cargo no existe oficialmente en el Perú.
Lo que sí está establecido en el marco legal es la función de Oficial de Igualdad, implementada en entidades públicas en cumplimiento del Decreto Supremo N.° 013-2023-MIMP y de la Ley de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres, promulgada en el 2007. El rol de estos funcionarios es supervisar y promover políticas de igualdad entre hombres y mujeres en el Estado, garantizando que no exista discriminación por motivos de género en ámbitos como el acceso laboral.
En ese sentido, el uso del término “oficial de género” en este espacio público religioso refleja una distorsión de la información con la intención de desprestigiar la lucha contra la discriminación en base de género, pues busca asociar esta política con una supuesta “ideología” – que tampoco es explicada – cuando en realidad se trata de mecanismos legales orientados a abordar un problema público que vulnera derechos y la equidad.
Por lo tanto, lejos de ser un tema resuelto, la desigualdad de género sigue impactando de manera estructural a millones de mujeres en el país, tanto en ingresos como en acceso a oportunidades. Por ello, la labor de los Oficiales de Igualdad no responde a una “ideología” sino a la necesidad de reducir brechas reales y documentadas.
El rechazo al rol de “oficiales de igualdad”, llamarlos de “inquisidor” evidencia un claro discurso político y no religioso, como debería haber sido el evento.
Asimismo, los organizadores celebraron que dicha “ideología de género” no se encuentre formalmente implementada en el país, agradeciendo a Dios “por los congresistas que se pusieron de pie” y exhortando a los fieles a continuar la lucha. Otra vez, se volvió a emplear la figura de Dios para legitimar fines políticos.

Banderas de Israel
Otro detalle llamativo que subraya la instrumentalización religiosa es la presencia de banderas de Israel en el evento, símbolo que suele ser utilizado en ciertos sectores evangélicos para expresar identificación espiritual con el “pueblo de Dios” y, por ende, un respaldo político al gobierno de Benjamín Netanyahu.
Esto se convierte en un signo de alineamiento político de carácter internacional, especialmente porque el MMM ha promovido la defensa del gobierno de Israel frente a la guerra librada contra Gaza.
El uso de este símbolo persiste a pesar de las recientes advertencias de las Naciones Unidas que señalan que la ofensiva militar israelí está cometiendo el delito de genocidio contra la población palestina. De nuevo, la fe es empleada para justificar acciones políticas y militares en el ámbito internacional.
El Riesgo de la fusión de la Fe con la Política
La fusión de discursos religiosos y políticos, ejemplificada en el evento del MMM, utiliza expresiones como «batalla contra las tinieblas» y la exaltación de ciertos congresistas como defensores de la fe evidencian cómo los discursos religiosos se convierten en herramientas de legitimación política.
Este tipo de práctica no solo limita la libertad de expresión y la pluralidad de creencias entre los propios fieles, sino que profundiza la polarización e incluso puede alimentar la intolerancia hacia sectores que promueven demandas de igualdad de género o que critican las políticas militares israelíes en defensa del pueblo palestino.









