Una investigación de la Comisión Nacional para la Justicia y la Paz (NCJP), organismo de derechos humanos de la Iglesia Católica en Pakistán, denunció el trato discriminatorio que sufren los presos pertenecientes a minorías religiosas, en especial cristianos e hindúes, dentro del sistema penitenciario del país.
El informe titulado “Hope Behind Bars” (Esperanza tras las rejas), revela que los internos son estigmatizados como “intocables” y están expuestos a abusos tanto por parte del personal penitenciario como por otros reclusos musulmanes. Entre los presos que sufren los tratos más severos son aquellos acusados por blasfemia u otros cargos vinculados a su fe.
Uno de los testimonios recogidos señala que, en una oportunidad, las autoridades penitenciarias solo entregaron seis platos de comida para alimentar a cien reclusos. También denunció haber permanecido tres meses en una sala previamente utilizada para tratar pacientes con tuberculosis con “jeringas esparcidas por todas partes”.
La discriminación también se evidencia en el acceso a beneficios penitenciarios. Una vez que la identidad religiosa de los internos se hace pública, los funcionarios asignan a cristianos e hindúes tareas degradantes y los excluyen de la remisión de sentencias que sí reciben los prisioneros musulmanes. Aunque la Ley del Servicio Penitenciario y Correccional permite reducciones de condena por estudios religiosos, en la práctica solo se aplican a quienes memorizan el Corán o cumplen con el Ramadán. Entre 2022 y 2025, en Punjab y Khyber Pakhtunkhwa, 1,937 reclusos musulmanes se beneficiaron de estas exenciones; ningún cristiano o hindú recibió trato similar.
La NCJP también reportó grandes dificultades para acceder a información oficial debido a impedimentos legales y la falta de cooperación de las autoridades. Aun así, logró documentar la situación en 128 cárceles de seis regiones: Punyab, Jáiber Pastunjuá, Sind, Baluchistán, Cachemira administrada por Pakistán y Gilgit-Baltistán.
El organismo instó a los gobiernos federal y provinciales a reformar las políticas de remisión, garantizar educación básica y religiosa para prisioneros de minorías, mejorar la atención en salud mental —especialmente en casos de pena capital— y establecer mecanismos de denuncia confidenciales contra la tortura. La conclusión es clara: los reclusos de minorías religiosas se encuentran en una condición de especial vulnerabilidad que exige medidas urgentes de protección y justicia.
Esta realidad penitenciaria se enmarca en un panorama más amplio de discriminación sistemática contra las minorías religiosas en Pakistán, en particular contra los cristianos e hindúes. Según las Naciones Unidas[1], estas comunidades enfrentan con frecuencia acusaciones arbitrarias de blasfemia – que en algunos casos han llegado a derivar a la pena de muerte- además de la exclusión social, pobreza estructural y ataques violentos contra las iglesias. Este escenario mantiene a gran parte de la población cristiana en un estado de vulnerabilidad constante, expuesta a la prisión, la violencia e incluso la muerte por profesar su fe. La situación de mujeres y niñas es aún más crítica ya que muchas son víctimas de matrimonios forzados y conversiones obligadas, sin acceso a mecanismos legales eficaces que las protejan.
[1] United Nations Human Rights Council. (2024). Religious Minorities in Pakistan: Challenges and Concerns (A/HRC/55/NGO/218). Naciones Unidas. Recuperado de: https://acortar.link/efevRk