Síguenos

¿Qué tema le interesa explorar?

Evangelio.peEvangelio.pe

Internacional

¿Hipocresía religiosa? Milei y la alianza con Israel en medio de la crisis humanitaria en Gaza

Con la posible visita de Benjamín Netanyahu a Argentina, surgen nuevas incógnitas sobre su estrecha relación con Javier Milei.

Con la posible visita de Benjamín Netanyahu a Argentina en los próximos días, la estrecha relación que ha cultivado con el presidente Javier Milei genera nuevas y profundas interrogantes. Desde su ascenso al poder, Milei ha marcado un giro sin precedentes en la política exterior argentina, alejándose de la tradicional posición neutral para convertir a Israel en un socio estratégico y un referente simbólico. Este acercamiento, que se ha manifestado a través de visitas oficiales, gestos religiosos y un apoyo diplomático abierto en votaciones clave de las Naciones Unidas, se ha justificado por supuestas afinidades ideológicas y religiosas. No obstante, este respaldo incondicional ha puesto en juicio los supuestos valores cristianos y de defensa a la familia del presidente argentino, especialmente debido a su postura frente a la brutal ofensiva en Gaza.

Un quiebre de la diplomacia histórica argentina

Israel y Argentina establecieron relaciones diplomáticas en 1949, apenas un año después de la creación del Estado de Israel. Desde entonces, han mantenido un vínculo cordial y estratégico. A lo largo de las décadas, ambos países han firmado diversos acuerdos y memorandos de entendimiento en los campos de la tributación, el comercio, la educación, la cultura y la seguridad. Sin embargo, la llegada de Javier Milei a la presidencia en diciembre de 2023 significó un cambio radical. Tan solo en los primeros días de su gobierno, Argentina se abstuvo en una votación de la ONU para un alto al fuego humanitario inmediato en Gaza, un gesto interpretado como un claro apoyo a Israel.

En febrero de 2024, realizó su primera visita oficial a Israel, donde protagonizó una serie de gestos cargados de simbolismo. Oró en el Muro de los Lamentos, honró a las víctimas del Holocausto en Yad Vashem y se reunió con familiares de los secuestrados por Hamás en octubre de 2023. En un discurso que resonó globalmente, calificó los ataques de Hamás como un “acto de antisemitismo” y “una expresión del nazismo en el siglo XXI”, defendiendo la respuesta militar israelí.

En mayo del mismo año, Argentina dio un paso más en su nueva política exterior al votar en contra de un proyecto de la ONU que buscaba otorgar a Palestina la condición de miembro pleno. Esta decisión rompió de manera definitiva con la postura histórica de la diplomacia argentina, que tradicionalmente ha apoyado las demandas palestinas en los foros internacionales. La moción, que fue aprobada por 143 países, fue rechazada por solo nueve, entre ellos Israel, Estados Unidos y Argentina, lo que puso a Buenos Aires en una posición de evidente alineamiento.

En junio del 2025, Milei regresó a Israel y nuevamente volvió a visitar el Muro de los Lamentos, acompañado por seguidores y con una kipá en la cabeza. Durante esta visita recibió la medalla del “Premio Génesis” – conocido como el “Nobel Judío” – por su apoyo incondicional a Israel. Además, anunció la apertura de un vuelo directo entre Buenos Aires y Tel Aviv y firmó un Memorándum de Entendimiento con Israel enfocado en la democracia y libertad.

Religión como herramienta política

Este acercamiento entre Milei y Netanyahu no es un mero asunto diplomático, sino un fenómeno político que entrelaza la ultraderecha, la religión y un enfrentamiento ideológico contra el progresismo global. Milei, quien se autodefine como libertario, ha construido una identidad política basada en el neo conservadurismo y critica ferozmente a la “ideología woke”, al feminismo y a las políticas de género. En sus propios términos, “el capitalismo, como sistema de cooperación social, tiene una afinidad natural con los valores judeocristianos”. Por su parte, Netanyahu lidera un sector conservador que combina la seguridad nacional con los valores tradicionales frente a lo que considera la “izquierda postmoderna”.     

En este marco, Milei ha empleado al judaísmo como un recurso político central. Aunque se declara católico, los gestos como rezar en el Muro de los Lamentos, portar la kipá, participar en celebraciones religiosas y reivindicar valores judeocristianos en sus discursos, son visto como una estrategia de legitimación política. Diversos analistas sostienen que más que una expresión de fe personal, se trata de la instrumentalización de símbolos religiosos para reforzar su alianza con Netanyahu. De este modo, la religión deja de ser un ámbito privado de fe para convertirse en un recurso de propaganda política.

La relación entre ambos mandatarios es de beneficio mutuo. Milei busca adquirir legitimidad e influencia internacional dentro de una red de líderes de derecha que reivindiquen los valores religiosos y tradicionales como fundamento político y moral, mientras que Netanyahu, por su parte, gana un aliado estratégico en América Latina que respalda sin cuestionamientos su política frente a Hamas, Irán y otros actores regionales. Este alineamiento ha elevado la presencia internacional de Milei en ciertos círculos diplomáticos y en la prensa global, reforzando su perfil como líder de derecha en el América del Sur.

En diversos actos públicos, el presidente Milei ha consolidado su alineamiento al calificar a Irán como «enemigo de Argentina» y defender abiertamente la postura de Donald Trump respecto a Israel. También ha criticado la decisión de la Corte Penal Internacional (CPI) de emitir una orden de arresto contra Benjamín Netanyahu por crímenes de guerra, y rechazó la invitación de Argentina a unirse al grupo de los BRICS, lo cual podría haber fortalecido las relaciones del país con sus socios del «Sur Global». Estas acciones demuestran un claro distanciamiento del multilateralismo, priorizando su lealtad a un eje político definido. Tal como lo expresó antes de asumir la presidencia: “Si soy presidente, mis aliados son Estados Unidos e Israel”.

Netanyahu, por su parte, ha calificado a Milei como “un gran amigo”, reforzando una complicidad pública. Ambos han profundizado lo que se podría llamar una “alianza religiosa”, con una fuerte carga simbólica y política. Incluso, el canciller de Israel, Gideon Sa’ar citó la famosa frase de Milei “¡Viva la libertad carajo!”  en sus redes sociales para celebrar el ataque israelí contra Irán.

No obstante, el apoyo incondicional a Israel no solo rompe con el pragmatismo histórico de la diplomacia argentina, sino que también entra en contradicción con los valores que Milei asegura defender. Al utilizar la religión como herramienta política y alinear sin matices la política exterior con Estados Unidos e Israel, el presidente corre el riesgo de debilitar tanto la tradición multilateral de Argentina como la coherencia moral de su propio discurso.

Aunque se declara católico y ha hecho de la defensa de la vida, la familia y los valores cristianos una pieza central de su plataforma política, apoya y defiende la ofensiva militar en Gaza que ha dejado más de 61 mil muertos – en su mayoría civiles – y que ha sido denunciada por organizaciones como la ONU, Amnistía Internacional y Human Rights por el uso de la hambruna como arma de guerra y la destrucción sistemática de infraestructuras civiles como escuelas y hospitales.

Según el propio presidente argentino, Israel está dando la batalla de Occidente”, y la izquierda ha emprendido una campaña de demonización contra el país y, en particular, contra su queridísimo amigo” Benjamín Netanyahu, mientras que los medios mienten abiertamente”. En su visión, “la izquierda ataca a Israel porque representa el capitalismo y los valores judeocristianos”. Como hemos explicado en otras entradas, este tipo de argumentación no solo deslegitima la causa palestina, la cual es reducida a un supuesto intento de “exterminar al pueblo judío”, frente a una narrativa israelí de mera supervivencia, sino que también distorsiona la complejidad de un conflicto con raíces históricas, políticas y humanitarias profundas, transformándolo en una guerra cultural simplificada entre “Occidente” y “la izquierda”.

La defensa que Milei hace de los derechos humanos y de la vida, pilares de la fe cristiana, parece desvanecerse en el contexto del conflicto en Medio Oriente. Su negativa a criticar a su «queridísimo amigo» Netanyahu y al Estado de Israel contrasta fuertemente con su discurso.

Una posible reunión y los desafíos futuros

En los últimos meses han circulado rumores de una eventual visita de Netanyahu a Argentina. La sola posibilidad de esta reunión generó un fuerte rechazo en Argentina. Organizaciones de derechos humanos exigieron su arresto por crímenes de guerra en Gaza. Desde finales de 2024, el primer ministro israelí tiene una orden de captura de la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra en Gaza, lo que obliga a Argentina, como Estado parte del Estatuto de Roma, a detenerlo si pisa su territorio.

Una negativa de Milei a cumplir tal norma pondría en evidencia un posible sacrificio del derecho internacional frente al alineamiento ideológico. A nivel interno, la población argentina considera que, si Milei acepta a Netenyahu, está respaldando un genocidio hacia la población palestina, situación que pondría en juicio su legitimidad como gobernante soberano, al adoptar un comportamiento sumiso ante los intereses de Donald Trump y Benjamín Netanyahu. A nivel externo, podría debilitar las relaciones bilaterales argentinas con países que demandan el cese al fuego y cuestionan las acciones bélicas de Israel, como Francia, España, Reino Unido, Brasil, Bélgica, Australia e incluso China.

En suma, la relación entre Javier Milei y Benjamín Netanyahu constituye un fenómeno diplomático cargado de simbolismo y guiado por una afinidad ideológica creciente. Representa una articulación política que mezcla religión, narrativa moral y ultraderecha. Si bien este alineamiento le ofrece a Milei visibilidad internacional y legitimidad en ciertos círculos de derecha, también revela una profunda inconsistencia en su propio discurso. El presidente argentino, quien se ha autoproclamado defensor de los valores cristianos y de la vida, parece dejar de lado estos principios fundamentales cuando se trata de respaldar una ofensiva militar ejecutada por sus aliados políticos y económicos.    

Lea también

Actualidad

Entre interpretaciones del Apocalipsis y teorías sobre OVNIs, estos textos buscan tender un puente entre la fe y el conocimiento científico.

Opinión

Cuando el mensaje cristiano predica amor y se práctica la discriminación.

Actualidad

Víctimas acusan al entonces obispo de Chiclayo de presunta inacción ante denuncias contra sacerdotes señalados por abusos y acoso.

Actualidad

En medio del complejo escenario político que atraviesa el Perú, una situación crítica, aunque poco visibilizada, plantea profundas cuestiones éticas y religiosas: el posible...