Con miras a las próximas elecciones, el líder de Alianza Para el Progreso (APP), César Acuña Peralta reapareció a mediados de setiembre en redes sociales y nada más y nada menos que en compañía del Pastor Eliezer González Porro popular figura dentro de la comunidad evangélica debido a ser hijo del afamado pastor Rodolfo Gonzáles Cruz, fundador del Movimiento Misionero Mundial (MMM) en el Perú.

El encuentro no fue casual ni neutro. Eliezer González Porro fallido candidato a regidor por Lima por Podemos Perú en 2018, se refirió a Acuña con un discurso cargado de solemnidad religiosa:
“Toda autoridad es puesta por Dios, entonces no estamos frente a cualquier ciudadano… pero en este caso tiene una autoridad que le ha dado el país, le dio una nación y una autoridad que le dio cada uno.”
Seguido a esto, Acuña mostró palabras de agradecimiento a los evangélicos:
“Nunca te alejes de Dios (…) yo me siento muy contento hoy día, y más aún cuando he encontrado hoy día hermanos evangélicos, y lo más bonito, hermanos predicadores… Son aquellos que no se cansan, hablando de la divinidad de Dios… son pocos y esos pocos valen por millones.”
A lo que el pastor respondió con un “amén” entre risas.
La cercanía de Acuña con González se da también en un contexto donde el líder de Alianza Para el Progreso afronta sus propios procesos: investigaciones por presunto lavado de activos, según la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y Ojo Público, además de varias sanciones del Jurado Electoral Especial por vulnerar la neutralidad en campaña con propaganda disfrazada de gestión.
No es la primera vez que Acuña recurre al discurso religioso: en 2024 declaró que “Dios es su asesor” y que lo protege de cometer actos de corrupción. El mensaje de ahora sigue la misma línea: “Dios me pone a las personas”, aseguró, llamando a hermanarse para “cambiar la vida de los niños y jóvenes”.
Más que un gesto de fe, el encuentro se perfila como una jugada política. La alianza con González no solo le permite capitalizar el peso de una comunidad evangélica numerosa y disciplinada, sino también proyectar una imagen de moralidad que contrasta con sus propios cuestionamientos judiciales.
La religiosidad se convierte así en un recurso electoral, el empresario cajamarquino buscaría instrumentalizar la fe de cara a los próximos comicios. Finalmente, el poder de elegir no está en Dios, sino en los votantes.









