En la Feria Internacional del Libro (FIL), la agrupación Alfa y Omega presentó uno de sus trabajos más singulares: los rollos celestiales del Cordero. El hermano Juan Borja, representante de la organización y de la editorial del mismo nombre, compartió el trasfondo de estos textos, escritos entre 1975 y 1978 por el hermano Antonio Soto Romero.

Inspirados en pasajes del Apocalipsis —el León de la tribu de Judá y los siete sellos—, los rollos combinan interpretaciones bíblicas con explicaciones científicas sobre el origen del universo. Según Borja, incluso temas como los OVNIs aparecen en la Biblia, aunque no con esa denominación: “No se habla de platillos voladores, sino de ‘nubes’”, señala.
Como ejemplo, cita el tabernáculo en la historia de Moisés, donde una nube brillante de día y colorida de noche acompañó al pueblo durante 40 días y 40 noches. También aborda la reencarnación, apoyándose en el diálogo de Jesús con Nicodemo —“hay que volver a nacer”— y en la parábola del vino nuevo en odres viejos, que, según su interpretación, alude a un nuevo cuerpo para un nuevo espíritu.

El autor de los rollos, Antonio Soto Romero, chileno de nacimiento, comenzó a escribirlos a los siete años, pero en su país su obra pasó desapercibida. Llegó a Lima en 1975, donde fue acogido durante tres años por Antonio Córdova Quezada, quien le brindó un espacio para continuar su labor.
Hasta la fecha, ha redactado 10 mil rollos telepáticos en formato físico y planea seguir escribiendo. Actualmente reside en China y tiene previsto viajar a India para continuar este proyecto que, según sus seguidores, es una revelación espiritual y conocimiento científico.
Más allá de las controversias que puedan despertar sus interpretaciones, los rollos celestiales de Alfa y Omega se han convertido en un testimonio singular de la fe y la búsqueda de respuestas. Entre símbolos bíblicos, referencias científicas y visiones del cosmos, su propuesta sigue viajando por el mundo, llevando a cada lector la invitación de mirar más allá de lo visible.