En medio del avance devastador de los ataques rusos sobre Kiev y otras ciudades, los líderes religiosos de Ucrania han elevado un llamado urgente al nuevo pontífice, el Papa León XIV. El 26 de agosto, el Consejo Ucraniano de Iglesias y Organizaciones Religiosas (UCCRO) expresó su agradecimiento por la “posición constante en defensa de una paz justa” y pidió al Santo Padre su intervención para lograr el retorno de miles de prisioneros de guerra, rehenes y niños deportados a Rusia.
“El pueblo ucraniano sufre enormes pérdidas humanas, la destrucción de ciudades y pueblos, la deportación y el desplazamiento ilegal de niños ucranianos, y está experimentando una de las catástrofes humanitarias más graves en Europa desde la Segunda Guerra Mundial” afirmó la organización, resaltando que la incertidumbre sobre el paradero y bienestar de miles de civiles y prisioneros de guerra sigue siendo una de sus mayores preocupaciones.
Asimismo, la UCCRO ha declarado que la deportación y el traslado forzoso de niños ucranianos al territorio ruso crecen en un “ambiente de hostilidad hacia su identidad nacional y el Estado de Ucrania”. Estas declaraciones se enmarcan en una práctica sistemática de deportaciones forzadas. Según las Naciones Unidas, más de 16 mil niños fueron transferidos a Rusia desde el inicio de la guerra,[1] muchos sometidos a adopciones forzadas, con procesamiento legal que impide su reunificación. Es importante señalar que el Derecho Internacional prohíbe la evacuación de niños por una parte de un conflicto armado, salvo en circunstancias excepcionales y con el consentimiento escrito de sus padres o tutores. Sin embargo, el propio informe de la ONU advierte que estas deportaciones ocurrieron en situaciones donde los niños fueron separados por la fuerza de sus progenitores, ya sea tras la detención de uno de ellos o por la pérdida temporal del contacto familiar.

La UNESCO y el Derecho Internacional califican estas acciones como crímenes de guerra. Además, se han emitido órdenes de arresto internacional contra Vladimir Putin y la comisionada rusa de Derechos del Niño, Maria Lvova‑Belóva, por su participación en esta operación.
La apelación se enmarca en un contexto de preocupación internacional. En julio, el presidente Volodímir Zelenskiy se reunió con el Papa en Italia y ambos sugirieron al Vaticano como sede para futuras negociaciones de paz con su homólogo Vladimir Putin. En ese encuentro, Zelenskiy agradeció la ayuda de la Santa Sede en la reunificación de los niños y reiteró la necesidad de una respuesta continua ante esta tragedia humanitaria.
El mensaje papal también ha marcado un nuevo rumbo en la diplomacia vaticana. A diferencia de su predecesor[2], el Papa León XIV se ha manifestado abiertamente a favor de Ucrania. El pasado 24 de agosto, León XIV expresó su respaldo al pueblo ucraniano en su día de independencia de la Unión Soviética, y realizó un nuevo llamado al diálogo.
[1] United Nations Human Rights Council. (2023). Report of the Independent International Commission of Inquiry on Ukraine (A/HRC/52/62). United Nations. Recuperado de: https://www.ohchr.org/sites/default/files/documents/hrbodies/hrcouncil/coiukraine/A_HRC_52_62_AUV_EN.pdf
[2] Deutsche Welle News. (11 de marzo de 2024). El papa habla de izar la bandera blanca y Ucrania se indigna. Deutsche Welle [sitio web]. Recuperado de: https://www.dw.com/es/el-papa-francisco-habla-de-izar-la-bandera-blanca-y-ucrania-se-indigna/a-68497790