Este lunes, Tendencias tuvo como invitado a Enrique Valderrama Peña, periodista y precandidato presidencial por el Partido Aprista, en una conversación que no giró solo en torno a su candidatura: también fue una radiografía del tipo de país que el canal quiere promover, y del filtro moral al que somete a quienes aspiran al poder.
Valderrama comenzó comentando la reciente encuesta de Ipsos para Semana Económica, que coloca a Dina Boluarte (76 %), César Acuña (69 %) y Keiko Fujimori (68 %) como las figuras más poderosas del país.
“Creo que refleja una percepción de cogobierno entre una parte del Parlamento y la señora Boluarte”, dijo.
A su juicio, ese “mal gobierno, ineficiente y frívolo” terminará pasándole factura a quienes lo sostienen. Pero mientras apuntaba contra el oficialismo, su discurso también buscó marcar distancia del caos sin romper del todo con el orden. Un recurso útil para quien busca votos desde el centro sin espantar a los sectores conservadores.
Luego vino el momento que distingue a Bethel: las preguntas sobre religión, aborto, matrimonio igualitario y educación sexual.
Valderrama se describió como seguidor de Cristo, contrario al aborto salvo en casos de violación, y a favor de la pena de muerte.
Dudó frente al matrimonio igualitario y evitó definirse del todo sobre la educación sexual integral. Ahí, la entrevista dejó de ser política para volverse un test moral: Bethel no interroga solo al candidato, sino a su fe.
Cuando habló de su partido, Valderrama mencionó:
“El APRA tiene la posibilidad de plantearle al país un partido con amplia experiencia de 100 años de trayectoria… conducido por una voz joven”.
Un discurso que busca reconciliar tradición con renovación, sin romper con el pasado.
Y aunque su llamado a “un shock de seguridad” suena firme —más policías, penas más duras, control de fronteras—, deja dudas: ¿cómo evitar que ese “shock” repita los abusos del pasado?
Al final, calificó como “el cuarteto del mal” a Dina Boluarte, Keiko Fujimori, César Acuña y Juan José Santiváñez.
Algo que llama la atención desde hace tiempo es que Bethel volvió a hacer lo que mejor sabe: darle un ropaje espiritual a las propuestas de derecha cristiana o centro derecha. Y el APRA, no dudó en aprovechar la oportunidad.









