La reciente entrevista de Bethel TV a Jorge Enrique Ugarte Olivera —conocido como el “Profe Ugarte”— expuso, entre bromas y guiños religiosos, las simpatías hacia Rafael Lopez Aliaga.
En uno de los momentos más reveladores de la entrevista, el reportero de Bethel TV le recordó al “Profe” Jorge Ugarte que, en el pasado, no apoyaba a Rafael López Aliaga. Ugarte respondió sin titubeos: “Ahora sí lo apoyo, porque está haciendo obras”. La escena, lejos de ser un intercambio crítico, se convirtió en una confesión mutua de simpatía política. Pero lo más llamativo no fue la respuesta, sino el entusiasmo del reportero, que dejó entrever —una vez más— la obsesión editorial de Bethel por “Porky”.
El Partido Verde, que postula a Ugarte, está liderado por Álex Gonzales, exalcalde de San Juan de Lurigancho (2019–2022), cuya gestión es recordada por muchos vecinos como una de las más caóticas y negligentes en toda la historia del distrito.
Que Bethel TV reciba con entusiasmo a un candidato vinculado a esa agrupación, sin distancia crítica ni cuestionamiento alguno, revela el estado de seducción política en el que ha caído el canal.
También se abordó el caso de Pancho de Piérola:
Durante la entrevista, Ugarte —actual precandidato a la alcaldía de Lima por el cuestionado Partido Verde— defendió a Piérola con frases que apelan a una teología emocional: “Yo le tengo cariño a Bethel, yo también soy Cristiano. Dios es amor…”. El reportero de Bethel respondió con una frase: “Se perdona el pecado, pero no el escándalo pues, Profe”.
La razón de la salida de Francisco de Piérola del canal fue consecuencia directa del escándalo que lo rodeó, tal como Evangelio.pe señaló en julio pasado (https://evangelio.pe/caso-francisco-de-pierola-sancion-por-conviccion-o-por-reputacion/).
Lo que siguió fue una secuencia de risas, saludos afectuosos y una invitación abierta al canal.
Cuando un medio religioso se deja engatusar por figuras que combinan populismo, sentimentalismo y oportunismo electoral, lo que se daña no es solo su credibilidad sino la dignidad de muchos hermanos que congregan en el Movimiento Misionero Mundial de la cual Bethel es parte.