A principios del mes de julio, el presidente de Argentina, Javier Milei participó en la inauguración del “Portal del Cielo”, el mayor templo evangélico construido en el país y es considerada una de las infraestructuras más imponentes de la región.
Ubicada en Resistencia, Chaco, la iglesia tiene capacidad para albergar a 15 mil personas sentadas. Liderada por el pastor Jorge Ledesma, quien encabeza la Iglesia Cristiana Internacional, institución con más de 50 mil fieles, y presencia en más de 40 países en todo el mundo.
Durante el acto, Milei felicitó a Ledesma y pronunció un discurso en defensa de los valores judeocristianos, que según afirma, sustentan la libertad, la moral y la prosperidad.
“El capitalismo, como sistema de cooperación social, tiene una afinidad natural con los valores judeocristianos”, afirmó, antes de lanzar una dura crítica al socialismo: “La izquierda tergiversó los valores que hicieron grande a Occidente. Quieren reemplazar a nuestro Dios de los cielos por un maldito dios Estado”.
No obstante, la figura de Ledesma enfrenta controversias. El pastor está bajo investigación de la Justicia Federal por presunto lavado de dinero, luego de que afirmara que “por un milagro” convirtió 100 mil pesos argentinos en 100 mil dólares.
El fiscal Patricio Sabadini busca esclarecer el origen de los fondos usados para la construcción del templo, cuyo costo estimado supera los 50 millones de dólares.
Con esta inauguración, Milei refuerza sus lazos con el sector evangélico, un actor cada vez más influyente en la política argentina, aunque la sombra de las investigaciones sobre Ledesma podría tensar esa alianza.
Finalmente, más allá de este tipo de discursos, la realidad es que estos se diluyen cuando se contrastan con algunas de las prácticas de sus principales promotores.
Este tipo de casos pone en evidencia que la cercanía entre el Estado y ciertas iglesias, no solo amenaza la neutralidad con la que debe regir la democracia, sino que permite utilizar la fe como escudo contra el escrutinio público, blindando a sus líderes y debilitando el verdadero sentido ético que dicen defender.